También conocido como Camino Romano, el Camí de Sa Pujada, es el antiguo sendero que los habitantes de La Mola utilizaban para ascender hasta el pueblo del Pilar, en la parte mas elevada de la isla.
Una excursión con unas vistas magníficas.
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Camí de Sa Pujada
- Sendero empedrado
- Dificultad baja
- Unas vistas espectaculares
- Evitar en las horas de mas calor
- También conocido como Camino Romano
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Todo lo que necesitas saber sobre el Camí de Sa Pujada
El Camí de Sa Pujada, también conocido como Camino Romano en Formentera, es un sendero empedrado que data del siglo XIII. Este camino histórico fue el principal acceso a La Mola desde Es Caló y otros pueblos de Formentera. Con una distancia total de 1,5 kilómetros entre ida y vuelta, es una ruta de poca dificultad, pero se recomienda evitarla en momentos de excesivo calor.
El Camí de Sa Pujada ha sido catalogado como un bien de interés cultural debido a su importancia en la historia de la isla. Además, ofrece unas vistas panorámicas impresionantes de Formentera, lo que lo convierte en un lugar ideal para disfrutar de la belleza natural de la isla mientras se practica ejercicio y descubres parte su patrimonio histórico.
Ten en cuenta…
A pesar de no ser una ruta especialmente dura, es recomendable llevar calzado adecuado para caminar sobre el suelo empedrado, que en muchas ocasiones puede ser resbaladizo por la humedad y el rocío, llevar agua para hidratarse bien además de vestir con ropa fresca y ligera que nos permita disfrutar del ascenso del Camí de Sa Pujada. Muy importante, evitar hacer el camino en las horas centrales del día cuando el calor es mas intenso.
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Como llegar al Camí de Sa Pujada
Como todo camino que no sea circular, tenemos dos puntos desde los que podemos iniciar la ruta. Nosotros recomendamos iniciar el camino en ascenso partiendo desde la parte baja del Camí de Sa Pujada.
Para ello deberás tomar la carretera principal PM820 hasta cruzar el pueblo de Es Caló de Sant Agustí y en el kilómetro 11,3 encontrarás un camino a la izquierda, pegado al hotel ahí situado, que deberás tomar y continuar en línea recta hasta el extremo final del mismo.
Como referencia, verás que a la mitad de dicho camino de tierra, pasarás por delante de los Apartamentos Pinomar, un lugar ideal para alojarte en Formentera si buscas descanso y tranquilidad en un entorno de bosque Mediterráneo.
Pocos metros mas allà encontrarás el extremo del camino de circulación y un cartel indicador del Camí de Sa Pujada. A partir de esta punto, empieza la caminata.
Aparcar en el Camí de Sa Pujada
La zona de aparcamiento para coches y motos, en este punto de acceso al camino, no está delimitada ni marcada como tal, tan solo es la zona de bosque que encontrarás en el extremo del camino y al no ser especialmente grande, deberás adecuarte a los espacios que encuentres, siempre evitando dificultar el acceso de otros vehículos tanto de residentes de la zona como de visitantes.
En el extremo final del Camí de Sa Pujada, en la parte alta del camino, ahí el espacio de aparcamiento es mayor y mas cómodo ya que se trata de una zona pavimentada previa al acceso a las viviendas de la zona, pero lo cierto es que rara vez la afluencia de gente es excesiva y aparcar en ambos extremos del camino no supone un problema.
Es por todo ello que nuestra recomendación al iniciar la ruta, sea desde la parte baja de Es Camí de Sa Pujada, también conocido como Camino Romano, y realizar el descenso en la segunda parte de la caminata.
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Historia del Camí de Sa Pujada
En el tejido histórico de la isla de Formentera, el Camí de Sa Pujada emerge como una joya de ingeniería y un testigo silente de los tiempos pasados. Este sendero empedrado, cuyos cimientos fueron labrados por los Monjes Agustinos en el lejano siglo XIII, desempeñó un papel fundamental en la vida cotidiana de la isla y su evolución a lo largo de los siglos.
Durante más de siete siglos, el Camí de Sa Pujada fue la columna vertebral de la conectividad de Formentera. Era mucho más que un simple camino; era la única vía de acceso a La Mola, una península resguardada y misteriosa que se alza majestuosamente en el extremo este de la isla. Este camino, intrépido y resistente, era la línea de vida que enlazaba las poblaciones dispersas de la isla y permitía el flujo de bienes, cultura y tradiciones.
Sin embargo, el curso de la historia estaba destinado a cambiar. En el año fatídico de 1920, un nuevo capítulo se escribió en la narrativa de Formentera. La construcción de la carretera moderna marcó el fin de la era dorada del Camí de Sa Pujada como la única vía de acceso a La Mola. Aunque la carretera moderna ofrecía comodidades y velocidades que el antiguo camino no podía igualar, la huella histórica del Camí seguía presente.
El empedrado que hoy adorna el Camí de Sa Pujada es un testimonio viviente de la evolución de esta vía. Sus adoquines, meticulosamente colocados en el año 1800, narran historias de viajes, esfuerzo y adaptación. No solo resistieron el paso del tiempo, sino que también se expandieron estratégicamente para dar cabida a carros de transporte, allanando el camino hacia el pueblo de El Pilar en La Mola y fortaleciendo aún más los lazos entre las comunidades de la isla.
Hoy en día, el Camí de Sa Pujada se alza como un monumento histórico que evoca la grandeza y la tenacidad de aquellos que lo construyeron. Es un recordatorio tangible de la importancia que tuvo en el pasado como la arteria vital de Formentera, una conexión esencial que tejía el tejido social y económico de la isla. Mientras recorremos sus adoquines gastados por el tiempo, podemos sentir la resonancia de la historia que yace bajo nuestros pies y apreciar su influencia perdurable en la isla de Formentera.
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Patrimonio Histórico y Cultural
A medida que uno se adentra en el Camí de Sa Pujada, una profunda sensación de historia impregna el ambiente. Los elementos históricos que pueblan este camino añaden capas adicionales de misterio y autenticidad a esta travesía a través del tiempo.
Las cruces cristianas talladas con disimulo en la piedra, marcando un símbolo de fe, son testigos silenciosos de la devoción de aquellos que transitaban por aquí en tiempos pasados. Estas inscripciones discretas, casi ocultas a simple vista, evocan un sentido de espiritualidad que ha perdurado a lo largo de los siglos.
A lo largo del camino, se encuentran pequeñas cuevas en el lateral, como ojos curiosos que observan la marcha de los viajeros.
Estas oquedades en la roca sugieren la posibilidad de que hayan servido como refugios temporales en épocas remotas. Las historias que podrían contar estas cuevas, ocultas en la penumbra de la historia, despiertan la imaginación y la intriga.
Encontraremos varios bancos de piedra que proporcionan un agradecido descanso. Bancos tallados con destreza en la piedra que acompaña el Camí de Sa Pujada, ofrecen un lugar para contemplar el paisaje circundante, quizás compartir una conversación tranquila o simplemente reponer fuerzas antes de continuar nuestro recorrido.
También encontramos una antigua cantera de piedra arenisca conocida en Formentera como la «Pedra de Marés». Este yacimiento de piedra, cuyas huellas de extracción se pueden ver claramente, es un testimonio tangible de la habilidad de las generaciones pasadas para aprovechar los recursos naturales de la isla. La Piedra de Marés, utilizada en la construcción de casas, ha dejado su huella en la arquitectura de Formentera y, por ende, en su historia.
A medida que caminamos por el preciso Camí de Sa Pujada, estos elementos históricos nos invitan a sumergirnos en el pasado de la isla, a conectarnos con las vidas y las historias de quienes caminaron antes que nosotros. Son recordatorios vívidos de que, aunque el tiempo avance, la herencia y la cultura de Formentera siguen arraigadas en sus piedras y en su paisaje, esperando ser descubiertas y apreciadas por las generaciones venideras de residentes y turistas.
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Es Racó de Sa Pujada
A medida que avanzamos por el Camí de Sa Pujada, una sorpresa aguarda a mitad del camino, como un regalo de la naturaleza que se desvela ante nuestros ojos: la visión de una diminuta cala conocida como «Es Racó de Sa Pujada». Este rincón escondido, como un secreto bien guardado, se despliega ante nosotros, ofreciendo una vista que parece salida de un sueño.
Las aguas que bañan esta cala son un espectáculo de belleza indescriptible, con tonalidades turquesas que contrastan con la pureza de la arena blanca. Es un lugar donde el mar se encuentra con la tierra en perfecta armonía, como si la naturaleza hubiera mezclado cuidadosamente los colores y las texturas para crear esta obra maestra. Rodeada por los verdes pinos que descienden valientemente hasta el mar, la cala se encuentra abrazada por las paredes de los acantilados de La Mola.
Sin embargo, aquí viene una advertencia crucial: a pesar de la tentación que pueda suscitar esta maravilla natural, Es Racó de Sa Pujada es inaccesible desde tierra. La naturaleza caprichosa de los acantilados hacen que cualquier intento de llegar a la cala desde este punto sea extremadamente peligroso y desaconsejable. Así que, a todos aquellos aventureros que se aventuren por este camino histórico, se les insta a disfrutar de la vista desde la distancia y a apreciar la belleza de Es Racó de Sa Pujada con responsabilidad y cautela.
Vistas desde el Camí de Sa Pujada
A medida que ascendemos por el Camí de Sa Pujada, la promesa de maravillas naturales y vistas espectaculares se mantiene firme. Pero lo mejor aún está por venir, y cuando alcanzamos el punto más alto de este histórico camino, nos aguarda un regalo supremo: un balcón natural desde el cual se despliega ante nosotros toda la majestuosidad de Formentera.
Desde este mirador privilegiado, la isla revela su esplendor en toda su dimensión. A nuestros pies, se extiende la costa de Tramontana, con sus aguas azules de ensueño que besan la arena dorada de las playas. Cada ola que acaricia la orilla parece una invitación a sumergirse en este paraíso acuático.
Por otro lado, la costa de Migjorn se presenta en todo su esplendor, con sus playas inmaculadas y su mar cristalino que se pierde en el horizonte. Los tonos de azul que se entremezclan aquí son como un lienzo surrealista, pintado por la mano de la naturaleza misma.
Pero las vistas no se limitan solo a Formentera; en el horizonte, se alzan las siluetas de Ibiza y los islotes de Es Vedrà y Es Vedranell. Estos hitos icónicos de las Islas Baleares aparecen como guardianes míticos, custodiando el horizonte y añadiendo un toque de misterio a esta vista panorámica.
Además, el Consell de Formentera ha tenido la visión de proporcionar a los visitantes la oportunidad de capturar este momento memorable. Han instalado un soporte estratégico que permite tomar selfies y fotografías en condiciones ideales, con un encuadre perfecto que enmarca las vistas de Formentera.